El asalto al capitolio de los Estados Unidos inauguró un nuevo año de crispación política. Una tendencia que sigue al alza, cuyo final parece difícil de vislumbrar. La sociedad actual tiende ahora más que nunca a la división y al conflicto, situándose cada vez más en un extremo aún más focalizado, donde el diálogo y el consenso se hace una tarea ardua y difícil.
La polarización siempre ha existido, pero el extremo que estamos viviendo en los últimos años poco se parece a los tiempos de antaño, donde imperaba un clima de convivencia.